¿Tiene derecho un operario de la EMEL a pedir la documentación de un conductor? ¿Qué legislación es aplicable? ¿Se trata de funcionarios investidos de la pertinente autoridad? ¿No deberían llevar en lugar visible su nombre, apellidos y demás datos identificativos? ¿Esa supuesta autoridad no debería exhibir en todo momento tanto las tarjetas identificativas como la legislación pertinente?
Lisboa, ¡nunca más!
domingo, 26 de julio de 2015
Cafetería Vitta Roma de Lisboa, ¡no gracias!
En la Cafetería Vitta Roma, en la Avenida de Roma de Lisboa, te puede ocurrir que el camarero te haga esperar unos 20 minutos de reloj, que atienda a unas quince personas antes que a ti y que cuando le recuerdes que estás esperando, te repita con cierto tono de recriminación, de memoria, lo que habías pedido. Después de una nueva petición, comprobarás como se dirige a la cocina para pedir tu orden y como llegará otra persona, pedirá y le servirá lo que habías pedido tú, ante tu asombro e indignación...En fin, Cafetaria Vitta Roma, de Lisboa...¡No gracias!
Yo no voy a Lisboa...
Acabo de leer esta entrada de la página "Voy a Lisboa"...una pena no haberlo sabido antes. Desde luego la información que ofrece no es completa y no está actualizada. Mi opción sigue siendo clara. No viajaré a Lisboa.
Si vas a Lisboa en coche...ten cuidado con las multas de la EMEL.
Si vas a Lisboa en coche...ten cuidado con las multas de la EMEL la Empresa Municipal de Estacionamiento. Si aparcas y no pagas porque no te has dado cuenta te inmovilizarán el coche con un cepo, te precintarán el coche y tendrás que pagar la multa por un lado y, aproximadamente el doble por que te retiren el cepo. Indignante, pero cierto. . Allí, las líneas en el suelo son blancas y deberás mirar muy bien para asegurarte. Además, es muy probable que no se te informe de tus derechos y te encuentres con que tienes que pagar una cantidad elevada, unos cien euros, sin tener la opción de presentar alegaciones o recursos.
Este mensaje no es una broma ni una exageración. Me pasó a mí antesdeayer, 24 de julio de 2015. Puedes leer la entrada anterior.
Lisboa no se merece las actuaciones de la Empresa Municipal de Estacionamiento EMEL.
Lisboa es la capital de Portugal y una ciudad preciosa con grandes atractivos, cargada de historia, de patrimonio, de arte...¿Quién lo podría negar?
Sin embargo en Lisboa te puedes sentir engañado, robado, maltratado e insultado por una empresa pública como la Empresa Municipal de Estacionamiento de Lisboa, EMEL.
Esta empresa tiene su domicilio en la Avenida de Berna, nº 1- 1050-046. Lisboa.
Dice su lema "mais mobilidade melhor cidade" que, en español, significa "más movilidad mejor ciudad".
Curiosamente, su forma de promover esa mayor "movilidade" es inmovilizando el coche con el dudosamente legal método del cepo y precintado del coche. No estamos hablando de coches que han aparcado en una entrada y salida de vehículos, ni de vehículos que estén cortando el paso o dificultándolo o generando situaciones de peligro...Tampoco estamos hablando de vehículos que sistemáticamente aparquen sin pagar los debidos importes establecidos o de alguien que haya rebasado abierta y largamente un período de tiempo. Estamos hablando de que si eres extranjero, como es el caso, o si eres portugués, da igual, y aparcas sin poner y pagar el ticket, aunque apenas sean unos minutos, tu coche puede ser inmovilizado, rodeado con una cinta de plástico de colores bien visibles en la que se dice que te encuentras en una situación ilegal y en la que te pegan una hoja con los datos pertinentes y con la multa que tendrás que pagar.
Ante el susto, la sorpresa y la indignación, te das cuenta de que lo único que puedes hacer es llamar por teléfono al número que se te indica. Llamas pero además de no entender en realidad se trata de una grabación. En nuestro caso estábamos a las puertas del hotel en el que habíamos pasado la noche, el Lutecia, situado en la Avenida Frei Miguel Contreiras. Explicamos al recepcionista lo ocurrido y no dijo que teníamos que seguir marcando el número de teléfono y que, lo que podía hacer por nosotros era llamar él, lo que le agradecimos de verdad.
Al cabo de un buen rato se presentó un operario con uniforme azul dando los buenos días, forma educada pero completamente inadecuada, dada la situación. Ciertamente no debe ser fácil iniciar el contacto con las personas a las que se les va a pedir que paguen una cantidad de dinero exagerada por una verdadera nimiedad.
Surge el primer desencuentro cuando el operario, sin identificarse previamente ni con placa con datos personales en el uniforme, solicita el permiso de conducir al propietario del vehículo. Tras preguntarle que si es un agente de la autoridad y ante la respuesta afirmativa, le pide que le muestre la identificación. Se le informa de que se debe acercar al vehículo de la empresa y allí hay otro trabajador. Le muestran una tarjeta de la empresa y se justifica el operario al mostrar una tarjeta ... !completamente blanca¡ Paradojas al descubierto: la persona que pide la identificación queda en entredicho al no poder identificarse convenientemente.
Tras unas cuantas frases explicando la situación, el importe de la multa y del ¿coste? de la inmovilización del coche se pide el pago de 96 euros. Se dice que deben pagarse en el acto y se intenta en varias ocasiones con las tarjetas de crédito del conductor y de su esposa. Parece ser que la conexión a internet no es buena. El multado no tiene esa cantidad de dinero y piensa en ir a buscar un banco con cajero automático. Su mujer le aporta el dinero que le falta y consiguen, entre ambos, pagar la multa.
En ningún momento han sido informados de las diferentes posibilidades de no pagar para presentar un recurso o alegación. La mujer les dice que no se dieron cuenta y que al ver las rayas blancas pensaron que se podía aparcar. Muy cerca, a escasos metros, se ven líneas amarillas en el suelo, razón por la que pensaron que se podía aparcar. Además, en España, este tipo de zonas de aparcamiento de pago están señalizadas en el suelo con líneas azules.
En realidad el aparcamiento se produjo la tarde del día anterior y en varias ocasiones el conductor ha entrado y salido del hotel y se ha dirigido al coche a coger y dejar diferentes objetos. De hecho, unos minutos antes de que su coche fuera inmovilizado, había estado en el interior mirando el cuentakilómetros para calcular el número total de kilómetros recorridos desde su domicilio.
La mera visión de una cinta de plástico rodeando el coche le produjo una inquietud impresionante. Era como si hubiera cometido algún delito. Al leer que se encontraba en una situación ilegal se volvió a sentir ofendido. Ilegal no pude ser cometer un pequeño error cuando además se es extranjero y no se conocen las normas específicas. Desde luego según ese criterio el listado de ilegalidades de cualquier ciudadano sería bastante alta. Una persona, de las muchas que observaron, cruzando una calle cuando estaba el semáforo en verde para los vehículos podría ser un buen ejemplo...
Todo parece indicar que se trata de una forma de obrar desproporcionada y en la que no se han respetado algunos derechos fundamentales de unos ciudadanos. Imponer una sanción de 30 euros por un aparcamiento sin abonar la cantidad estipulada puede ser cara pero se podría entender. Que además, dadas las características antes expuestas, se procediera a la instalación del cepo y sellado del coche y se cobran 66 euros por retirar dichos elementos roza los límites de la lógica acercándose al abuso de poder y, sinceramente, al robo y la humillación. Desconozco como se precede en Lisboa ante situaciones mucho más preocupantes pero desde luego si se mantiene la proporcionalidad debe ser verdaderamente difícil la vida para miles de personas.
Yo desde luego no volveré a Lisboa nunca más. Además de dirigirme a todas las autoridades que considere oportuno, haré todo lo posible para difundir estos hechos que personalmente me han resultado hirientes y ofensivos. Me he sentido tratado como un verdadero delincuente. Es como si se me dijera que soy una persona que no cumple deliberadamente las normas y leyes importantes, que no respeto a mis semejantes y que no me importa el bienestar de los demás...cuando la realidad es bien contraria. Espero que a las personas que puedan leer este escrito les sea útil y puedan evitar situaciones similares, en el caso de viajar en coche a Lisboa, esa hermosa ciudad que no se merece actuaciones como esta por parte de la EMEL.
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